miércoles, 7 de noviembre de 2007

Eurotrip (II)






















En el hostel de Tallin nos recibió el primo Larry (mote que le pusimos al dueño debido a su parecido razonable con el protagonista de la mítica serie Primos Lejanos). Era un apartamento acogedor que compartíamos con unas chicas estonas que trabajaban entresemana en la capital con unos horarios muy nocturnos. Fuimos a dar una vuelta, compramos algo para cenar y planeamos el día siguiente como buenos turistas. A la mañana siguiente nos recorrimos todo el Old Town de Tallin y nos enamoramos de la ciudad. Alguno se planteó pedir el proyecto de fin de carrera allí y todo. Es una ciudad de contrastes, alterna avenidas llenas de rascacielos con la zona antigua de la ciudad. El Old Town esta amurallado y da gusto perderse por todas las callejuelas que tiene, es como si vivieras en otra época. La verdad es que merece la pena ir a esta capital, es poco conocida pero es una grata sorpresa. A la noche nos acojonamos porque aparecieron camiones de bomberos y de policía enfrente de nuestro edificio y no sabíamos que pasaba. Al final fue una falsa alarma y decidimos que era un buen momento para sacar el ron y pasar el mal trago. Nos calentamos y salimos de fiesta por allí a ver que encontrábamos. Y encontramos el Bonnie & Clide, la discoteca de un hotel de lujo, el Olimpia. La entrada nos pareció cara pero Elena consiguió motivarnos con su "Paga mi padre, hostias!" mientras agitaba la Visa. Era un garito elegante pero tenía truco, nos dimos cuenta de que había abueletes con una o incluso dos chicas jovenes muy atractivas. Era una discoteca con servicios extra para que me entendáis. Una vez acabada la fiesta nos metimos a la cama porque al día siguiente regresábamos a Riga, donde conocimos el hostel del terror.

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