Viernes otra vez. El cumpleaños de Antonio era el domingo pero decidimos celebrarlo el viernes sin su permiso ni consentimiento. Nos pusimos todos de acuerdo y avisamos a nuestros amigos de Erasmus en Oulu que el viernes la íbamos a liar parda en el ático de Tellervontie. Antonio no sabía nada y conseguimos llevarlo al centro por la tarde para preparar lo que a día de hoy, bajo mi punto de vista, ha sido la fiesta más entrañable de lo que llevamos por aquí chupando frío. La cara de Antonio cuando llegó nos lo dijo todo, era el tío más feliz del mundo. Después de las clásicas sesiones de fotos empezamos a abrir las cervezas y la gente iba apareciendo por el ático poco a poco. Se pasó mucha gente por allí a felicitar a Antonio o simplemente a saber qué pasaba en el octavo que se oía a muchos gipsys cantando. Nos cortaron la luz a eso de las diez y media y no tuvimos más remedio que seguir la fiesta en el pub que tantas noches de gloria nos ha dado, el Caio. Allí sucedió un poco lo de siempre, cada loco estaba con su tema. Jerome y Martín acorralaban a Iván en la barra, Antonio y Elena aprendían francés, yo seguía investigando sobre Finlandia y sus gentes de la mano de fineses borrachos y el pobre David estaba en la cama tratando de esquivar al pavo de la guadaña que le observaba de cerca. Cerraron el Caio y Vicente abrió el bunker para seguir la fiesta aunque dos miembros de la armada nos tuvieron que abandonar por cuatro razones o dos razones cada uno, como queráis.
martes, 16 de octubre de 2007
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1 comentario:
jojojojo!! vaya razones amigo :) como para no abandonarnos.. por cierto, tranquilos q el de la guadaña se dio por vencido con david pero aun sigue buscanso vitimas por ahi.. asiq cuidadin!
helen y toni, jau big you are!
M4rTiN
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